La cuestión sobre el pacto social

El día 22 de junio, los alumnos del MBM de ESIC tuvimos la oportunidad de asistir a una mesa redonda entre profesionales de distintos ámbitos como el político, el periodístico, el académico, … En dicha mesa redonda se habló sobre la necesidad de un pacto social en España y sobre los ámbitos que este pacto debería abarcar.

Se aportaron distintos puntos de vista en los que se debatía sobre los ámbitos que sería necesario “blindar”, se habló sobre hechos pasados y sobre experiencia profesional de algunos de los ponentes. Sin embargo, desde una opinión más aislada se antojó una pequeña duda que no pudo ser propuesta por falta de tiempo.

¿Por qué se habla de pacto social y no de herramientas democráticas para los ciudadanos? Es decir, si en España hubiese herramientas mediante las cuales los ciudadanos pudiesen proponer leyes a sus representantes quizás no sería necesario depender de los designios del partido político que gobierne en ese momento.

Parece un poco utópico, pero intentaré explicarme. En España no se elige a los representantes políticos, los diputados que conforman la cámara son designados por los partidos políticos y la razón por la que ocupan su asiento es meramente porcentual.

Esto presenta una gran problemática de base, ya que los que se suponen que deberían ser representantes de cada zona del país están ocupando ese asiento por una mera cuestión de porcentaje de votos y es su partido político el que decide el orden que ocupan en la lista. Este hecho hace que un diputado deba su puesto de trabajo a su partido y no a sus ciudadanos.

De este modo, el diputado solo escuchará los designios de su partido, que pueden estar en contra (y así se ha demostrado en la praxis) de sus propios ciudadanos. ¿Qué clase de representación es esa entonces? Una representación en la que los ciudadanos no pueden exigir responsabilidades a los políticos no es el concepto real de democracia.

No es utópico que un ciudadano se dirija a un representante político. En Reino Unido, cada viernes, cada miembro de la cámara está obligado a tener audiencia con el distrito al que representan y llevar las propuestas a debate en el parlamento. El problema existente en España quizás sea de base, de que las reglas del juego no son justas para quienes sufren las consecuencias de las malas decisiones.

La necesidad de un pacto de estado indica la fragilidad de un sistema en el que los ciudadanos no están eligiendo realmente quienes son sus representantes y sus gobernantes, ocurre lo mismo con la necesidad de pactos para conformar gobiernos.

La idea de un pacto social puede antojarse un tanto ambigua, ya que ¿quién firma ese pacto social?, ¿los mismos partidos políticos que se encargan de elegir quién es o no es diputado?, ¿representantes políticos elegidos realmente por la ciudadanía?

La mesa redonda que se propuso tenía un tema que era muy interesante, aunque quizás el tiempo no permitió profundizar más en él, hubiese sido muy interesante poner sobre la mesa estas cuestiones.

Sería importante pensar en la raíz del problema: ¿por qué se necesita un pacto social por la educación?, ¿por qué se necesita un pacto social para la sanidad?, ¿quiénes son responsables de no respetar ciertas bases democráticas?, ¿qué herramientas tenemos los ciudadanos para controlar estos designios?

Una idea interesante que se podría haber propuesto en esta mesa redonda podría haber sido si lo que se necesita en España no es un pacto de estado sino herramientas para los ciudadanos, herramientas para tener un control democrático sobre los cargos públicos; no es una cuestión de ideologías, es una cuestión de tener unas reglas de juego justas.

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